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Cualquier persona con discapacidad intelectual o del desarrollo tiene derecho, con los apoyos necesarios, a disfrutar de una vida plena. Sin embargo, la tendencia de la sociedad en general es «infantilizarles» debido a los miedos, tabúes y la falta de información y/o formación.

Desde ADEPSI hemos llegado a la conclusión de que el problema no es la discapacidad, «sino el entorno que no les da los apoyos necesarios para la normalización, por lo que es clave la formación», así como creemos necesaria la re-educación en materia de derechos sociales.

Al intentar ser protagonistas de nuestra propia vida, nos hemos encontrado con obstáculos que nos impiden que dicha normalización se haga realidad. Hemos sido testigos de momentos en donde los y las profesionales de diferentes ámbitos, ubicados en centros de formación, en oficinas de bancos y en las consultas médicas, entre otros lugares, no han sabido cómo dirigirse a nosotros ni a nosotras y esta situación nos preocupa bastante. A raíz de esta infantilización, no sólo privamos de derechos, sino que eliminamos la oportunidad de que las personas puedan tener voz y, por ende, capacidad de decisión. 

Para conocer con mayor detalle la realidad a la que nos enfrentamos, se ha preguntado a personas con discapacidad sobre situaciones donde se les ha infantilizado, teniendo testimonios como los siguientes:

Rosa Delia: `` Recuerdo como un familiar decía delante de mí “que va hacer de esta pobrecita el día de mañana”. A pesar de que seguramente las intenciones no fueran malas, puede llegar a ser frustrante para la persona ya que cree que siempre tendrá que estar protegida…

Comenta Lorenzo que en una conversación en la cual intentaba participar, escuchaba comentarios como `` que va a saber este´´, el no haber tenido la oportunidad de ampliar el conocimiento necesario, en materia de derechos de personas con discapacidad, puede conllevar en las mismas personas que lo escuchen una respuesta ofensiva hacia su persona. 

Tanto Edwin, Rosa Delia, Mónica, como infinidad de personas con diversidad funcional, se han sentido inadvertidas en consultas médicas, debido a que las informaciones referidas a los posibles síntomas son preguntadas directamente a la persona que los acompaña. No deja de ser una situación frustrante que te traten como un bebé cuando ya eres una persona adulta con conocimientos y con capacidad de defender asuntos que te pertenecen. 

Los Derechos Humanos y las necesidades de las diversas realidades pueden verse vulnerados si no se cuenta con el conocimiento necesario, que conciencie en una sociedad inclusiva. Debemos apostar por una propuesta comunicacional que permita una transformación social en la mirada hacia las personas con discapacidad. 

En conclusión, las personas con discapacidad pueden encontrarse con la infantilización a un grado problemático. Y si bien es ofensivo y frustrante que te traten como a un bebé cuando ya eres adulto, este tipo de infantilización tiene más consecuencias de lo que cabría esperar.Por eso, ahora es el momento de alzar la palabra contra este tipo de trato, incluso cuando tenga buenas intenciones.

Te damos algunos TIPS para reconocer la infantilización y al igual que te pedimos que no lo hagas, si lo ves ¡PÁRALO! 


¿CÓMO RECONOCER LA INFANTILIZACIÓN?
La infantilización puede tener muchas y variadas formas:
- Cambios en la modulación: hablando como a un bebé (usando palabras exageradamente sencillas, hablando más lento, hablando más alto (cuando el interlocutor ni siquiera tiene problemas auditivos), o con un tono más agudo.
- Utilizando apelativos cariñosos (corazón, cielo, chiquitín) en un contexto de apenas conocidos, y no romántico o familiar.
- Hablando POR una persona o no hablándole de forma directa (por ejemplo, dirigiendo todo comentario o pregunta a un familiar o tutor), cuando puede hablar por sí misma.
Por lo tanto, te pedimos que te dirijas a mí, que solicites ayuda si es necesario, que me hables despacio o con palabras más sencillas.